Está claro que el término ecológico está de moda. Un concepto que nos traslada directamente a la naturaleza, pero ¿Sabemos realmente de que se trata cuando hablamos de un vino ecológico?
Todos los vinos provienen del terruño, eso es obvio. Sin embargo, para que sea calificado como ecológico el viñedo tiene que contar con certificación ecológica. Para conseguir este certificado, el uso de tratamientos de síntesis química para combatir plagas, como herbicidas o fungidas, no está permitido.
Si está permitido el uso del tradicional azufre y del sulfato de cobra. Además, los abonos deben ser orgánicos y, en general, se busca emplear prácticas agrícolas sostenibles.
Se puede reconocer un vino ecológico gracias a la etiqueta que lleva en la parte trasera, tal y como ocurre con nuestro vino ecológico “Altillares”.
El sello garantiza que todo el proceso de elaboración del vino se ha producido bajo las normas ecológicos y las bodegas se ven sometidas a inspecciones anuales para comprobarlo.